Tormento: Capitulo 2

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Ambos policías esperaban una explicación de mi parte, pero yo no podía apartar mis ojos de esas palabras. Era nuestra frase preferida ante cada situación complicada en el trabajo. Era nuestro escape del día a día, del stress de los proyectos, de los días aburridos, de la monotonía de un día sin cambios y sin presiones. Dynamite defused, se repetían en mi mente como una burla a mis sentidos. Es que no tenía sentido. Tanta sangre, tanta violencia, en un amigo que cada día bromeaba y reía con nosotros; no se merecía esto, nadie merecía algo así.

Los gritos resonaron en los pasillos como un trueno en una noche de verano, borrando mis pensamientos y regresándome a la cruda realidad.

-¿Qué demonios está pasando afuera? -dijo Duncan levantándose y abriendo la puerta. Los gritos entraron inundando la sala y tensando cada fibra de nuestro cuerpo. Estaban pidiendo auxilio, y a unos metros de donde estábamos reunidos.

-¡Ayuda, por favor! ¡Alguien que me ayude!

Los demás salieron de la otra sala, asustados, algunos buscando ayudar, otros apenas asomando la cabeza a través de la puerta.

-¡Viene del baño! -dijo Marcos yendo hacia allí rápidamente-. ¡Matías y Juan fueron ahí hace unos minutos!

Vimos salir a Juan del baño con las manos ensangrentadas y los ojos desorbitados. El terror recorría su rostro desfigurándolo en muecas espantosas, como un muerto vivo extraído de la peor pesadilla.

-Es... es... el Mati... está... está... ¡Oh por Dios! -repetía Juan una y otra vez, sus palabras eran robadas de su garganta en cada frase.

-¡Que pasó! -dijo Marcos- ¿Y esa sangre?

-¡Nadie entre ahí! -dijo uno de los policías dirigiéndose a nosotros mientras se llevaba una mano al arma en su costado. Entró cautelosamente al baño, los segundos pasaron lentamente mientras esperábamos en el pasillo, cada latido de nuestro corazón impactaba contra nuestro pecho como un mazazo en un yunque viejo. Finalmente salió, con el arma todavía en su mano y el rostro tenso.

-Ha pasado otra vez. ¡Javier, llama por radio a los compañeros que están en planta baja, que el asesino no escape, nadie debe salir del edificio!

Su compañero comenzó a dar órdenes por radio mientras nosotros nos mirábamos unos a otros. El miedo se percibía en cada uno de nosotros, engañándonos, haciéndonos sospechar de quien teníamos a nuestro lado.

-Es... es una locura. -dijo Juan. Se había sentado en el piso, apoyándose contra la pared, con la vista perdida-. Hay algo escrito...

-Objective taken -dijo el policía-. Similar a con el otro muchacho, escrito con sangre. Es imposible que alguien más haya tenido tiempo de hacerlo. Se acercó a Juan mirándole las manos ensangrentadas. Los ojos de Juan miraban el vacío, sin detenerse a ver lo repugnante de las mismas. Ambas estaban completamente empapadas en sangre, coagulándose ya en la punta de los dedos produciendo un goteo lento y viscoso. El policía pensaba en lo que ya varios imaginábamos también, pero conocíamos a Juan, era incapaz de hacer algo así. Comenzó a hablar con una voz sorprendentemente serena, sabiendo que esperábamos una explicación.

-Estaba vivo cuando llegué... tenía el cuello lleno de sangre... intentaba hablar pero era inútil, salían burbujas de su cuello con sonidos horribles, ahogados. -Hizo una pausa de varios segundos y luego finalmente miró sus manos-. Puse mis manos en su cuello, queriendo detener el sangrado. Su cuerpo apenas se movía, pero sus piernas... -soltó un gemido- ...temblaban, no paraban de temblar -nos miró con su rostro bañado en lágrimas-. ¡No sabía qué hacer!

Las lágrimas continuaban cayendo de los ojos abiertos de Juan mientras hablaba, y siguió describiendo el horror que vivió allí dentro. Mi mente negaba la verdad y volvió a viejos recuerdos de días pasados, bromeando con Mauricio, hablando con el Mati, compartiendo el almuerzo. Y el Wolf. Una punzada de dolor me oprimió el pecho con fuerza. Jugábamos al Wolf todos los días, a la misma hora, después de comer; comíamos rápido para poder jugar dentro de esa hora para no descuidar el trabajo. Alguien que conoce el Wolf fue el que hizo todo esto, las frases escritas son del juego: Dynamite defused, Objective taken. Me sentí estúpido, mi vida peligra y un juego es parte de esto. Una voz, un susurro apenas, me despertó volviéndome al frío pasillo del sexto piso.
-…te dije que no lo usemos, es por culpa nuestra. -Era la voz de David, y al parecer estaba hablando solo, retirado en una esquina del pasillo-. ¡Tú eres el idiota! ¡Si no me lo hubieras dado esto no estaría ocurriendo! Los matamos, y todos vamos a morir ahora.

-¿Tienes algo que decirnos David? -le dije acercándome a él despacio. Se dio la vuelta sorprendido y pude ver un auricular del teléfono en su oído derecho. Se lo quitó rápido mirando de reojo a los policías. No sé qué me cruzó por la cabeza, estábamos perdiendo el control-. ¿Con quién hablabas? ¿Eres parte de esto? -se lo dije en voz alta, tomándolo de la camiseta con ambas manos a pesar de que me llevaba casi dos cabezas de altura. Marcos se acercó a separarnos, seguramente más para protegerme a mí que a David, y todos se quedaron mirándonos. Finalmente David habló con disgusto.

-No me van a creer nada de lo que les voy a decir. Tampoco espero que lo hagan, yo tampoco lo creí en su momento pero con lo que está pasando ahora he cambiado de parecer. -Esbozó una sonrisa que por un momento rozó lo macabro. -¿Recuerdan el mapa que jugamos el otro día, el nuevo? Buen mapa, el mejor que jugamos en mucho tiempo, todos lo disfrutamos y queríamos jugarlo nuevamente. -Se llevó una mano a la frente y bajó la vista como avergonzado, pero increíblemente comenzó a reírse-. Las señales estaban por todo el mapa, pero no nos importó. ¿No lo recuerdan? La muerte estaba en todas las paredes, de una u otra forma: pinturas, frases, manchas, dibujos... todo apestaba a muerte.

-Lo recordamos muy bien -dijo Cherno hablando lentamente. Así llamábamos al Fede en el juego, cada uno tenía su propio apodo. Cherno es el más escéptico del grupo, en cada discusión con cierto contenido espiritual siempre defiende su punto de vista científico-. Pero eso no significa nada, hay cientos de juegos con imágenes de muerte y nos hemos cansado de jugarlos. Vamos a ir paso por paso, ¿de dónde sacaste el mapa?

-Me lo pasó Aborto hace unas semanas. Lo guardamos un tiempo y decidimos comenzar a jugarlo hace unos días. No sé de dónde lo sacó, pero cuando me lo dio me dijo que tengamos cuidado ya que ese mapa estaba maldito. Por supuesto que me reí cuando me lo dijo, y él reía también.

Aborto era el apodo del Fede Sartía, el diseñador, el loco, el bizarro. Él era el más fanático del Wolf de todo el grupo. En el juego es vital el trabajo en equipo para lograr los objetivos, y si no cumplías con las expectativas de Aborto se te acercaba irritado y te ordenaba cómo debías jugar demostrando su fanatismo extremo. Sumado a su gran tamaño físico lo único que podías hacer era esperar a no estar en su equipo en el próximo juego.

-Igual no significa nada -dijo Cherno nuevamente-. El mapa era bastante macabro, seguro, incluso el nombre del mapa lo era; pero realmente creer que un mapa de un juego esté maldito es estúpido e infantil.

-¡Será todo lo infantil que quieras pero igual Mauricio y el Mati están muertos, y pasó después que jugamos el mapa! -dijo David bastante enojado-. ¡No pienso quedarme acá a esperar a que me maten!

Las discusiones continuaron mientras el policía que estaba al lado de Juan continuaba mirándolo, ajeno a toda esta charla. Obviamente no creía la historia de Juan y esperaba encontrar una forma de probar que él había asesinado al Mati. Solamente necesitaba encontrar el arma. Revisó a Juan completamente pero sin éxito. Juan no se resistió, continuaba en estado de shock.

-Es ilógico -dijo Duncan en medio de las discusiones-, pero la situación está descontrolada. Necesitamos urgente hablar con Aborto. ¿Dónde está?

Cuando invocas a los demonios no crees realmente que aparecerán para llevar tu alma al otro mundo, pero algunas señales te alimentan con dudas; en ese instante tu conciencia se debilita y la fina linea que separa la realidad del infierno se quiebra. Con un crujido metálico y agudo se abrió la puerta de la escalera y apareció Aborto.